Empecé a utilizar el autorretrato como herramienta terapéutica sin previo aviso, sin ser consciente de lo que hacía. Sencillamente, me ayudaba a contar todo aquello por lo que estaba pasando, a expresar todo lo que no podía decir con palabras. Poco a poco me di cuenta de que tanto realizar los autorretratos como observar esas fotografías, me aliviaba el dolor que soportaba a nivel emocional. Por supuesto, sigo haciéndolo a fecha de hoy.
En la mayoría de ellas, aparezco sin mirar a cámara. En esos momentos me costaba afrontar esa situación: cáncer, de nuevo. En el momento de hacerme esos autorretratos, quizá no era consciente de lo que estaba haciendo. Cuando tuve las fotos delante, me di cuenta de que mi interior gritaba a través de mi piel lo que mi voz no podía.
Quizá la motivación inicial era meramente documental. Pero al ver las fotografías, tenían una inherente sensación de esperanza aunque un tanto velada por el contexto, por la oscuridad que a veces, consigue teñir el poco optimismo que queda.
la parte artística siempre está presente. Sobre todo, se hace más patente en mis autorretratos cuando me encuentro en épocas en las que las cirugías o el tratamiento me dan una tregua y me encuentro mejor. Las flores, las telas, pañuelos y elementos externos forman parte de la composición y me ayudan a expresar mis emociones añadiendo un plus al contexto. Por ejemplo, en las fotografías con flores, éstas denotan un claro símbolo de esperanza. Mientras que las fotografías en las que aparezco con medicinas, se respiran con un aire más denso, de agotamiento.
Empecé a utilizar el autorretrato como herramienta terapéutica sin previo aviso, sin ser consciente de lo que hacía. Sencillamente, me ayudaba a contar todo aquello por lo que estaba pasando, a expresar todo lo que no podía decir con palabras. Poco a poco me di cuenta de que tanto realizar los autorretratos como observar esas fotografías, me aliviaba el dolor que soportaba a nivel emocional. Por supuesto, sigo haciéndolo a fecha de hoy.
En la mayoría de ellas, aparezco sin mirar a cámara. En esos momentos me costaba afrontar esa situación: cáncer, de nuevo. En el momento de hacerme esos autorretratos, quizá no era consciente de lo que estaba haciendo. Cuando tuve las fotos delante, me di cuenta de que mi interior gritaba a través de mi piel lo que mi voz no podía.
Quizá la motivación inicial era meramente documental. Pero al ver las fotografías, tenían una inherente sensación de esperanza aunque un tanto velada por el contexto, por la oscuridad que a veces, consigue teñir el poco optimismo que queda.
la parte artística siempre está presente. Sobre todo, se hace más patente en mis autorretratos cuando me encuentro en épocas en las que las cirugías o el tratamiento me dan una tregua y me encuentro mejor.
Las flores, las telas, pañuelos y elementos externos forman parte de la composición y me ayudan a expresar mis emociones añadiendo un plus al contexto. Por ejemplo, en las fotografías con flores, éstas denotan un claro símbolo de esperanza. Mientras que las fotografías en las que aparezco con medicinas, se respiran con un aire más denso, de agotamiento.